06 Nov “Alza tu voz por la igualdad”
Una de las actividades del Programa juvenil Erasmus+ es el Diálogo Estructurado, nombre que se utiliza para definir los debates y la reflexión conjunta entre jóvenes y responsables de la toma de decisiones en el ámbito de la juventud. El pasado 6 de noviembre se celebró en el Ateneo Riojano un debate en torno a la igualdad de género con la participación de Eva María Lacarra, educadora de Pioneros y agente de igualdad de oportunidades, con formación en prevención de Violencia de Género y Coeducación.
De acuerdo al Programa juvenil Erasmus+, Diálogo Estructurado es el nombre que se utiliza para definir los debates y la reflexión conjunta entre jóvenes y responsables de la toma de decisiones en el ámbito de la juventud, con la finalidad de obtener resultados útiles en la construcción de políticas.
El pasado 6 de noviembre se celebró en el Ateneo Riojano un Diálogo estructurado, coordinado por el Consejo de la Juventud de La Rioja, con el lema “Alza tu voz por la igualdad” centrado en la igualdad de género, debido a la proximidad del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En esta actividad participaron un total de 18 personas, en su mayoría chicos y chicas menores de 30 años, con perfiles muy diferentes, en algunos casos asociados a organizaciones juveniles. Las mesas de debate giraron en torno al rol y la imagen de la mujer en la sociedad actual; la empleabilidad de la mujer; y la conciliación laboral, familiar y personal. Estuvieron lideradas por dos mujeres que trabajan en estrecha relación con el colectivo juvenil: Eva Tobías, máster en Igualdad y Género, agente de igualdad, profesora asociada en la Universidad de La Rioja y miembro del Grupo de Investigación “Igualdad y Género” de la UR; y Eva María Lacarra, agente de igualdad de oportunidades, con formación en prevención de Violencia de Género y Coeducación y actualmente, educadora en Fundación Pioneros. También se contó con la presencia de Óliver Soto Sáinz, técnico del Área Internacional del Consejo de la Juventud de España, con extensa experiencia en Diálogos Estructurados.
Al debatir sobre el rol e imagen de la mujer en la sociedad actual, los y las jóvenes coincidían en que la imagen de la mujer está todavía estrechamente ligada a la protección y el rol maternal, hasta el punto de que se le atribuye sumisión y obligación hacia la maternidad.
En cuanto a la educación en el seno familiar, mientras que algunas de las participantes más jóvenes percibían una notable ruptura en la asignación tradicional de roles entre la generación de sus padres y madres y la suya, otras voces aseguraban que la permisividad es mayor y la exigencia menor hacia los chicos que las chicas.
Por otro lado, opinaron que sobre el papel la teoría de la igualdad de género está clara, pero falta acción. En la vida real, la asignación de los roles en la sociedad es sexista y un cambio en este sentido requiere una inversión de más de tiempo e implicación.
También comentaron la aparición de los micro-machismos, el regreso con más fuerza de los mitos del amor romántico y la presión de los mensajes publicitarios sobre un ideal de belleza que no conduce a la igualdad.
En la mesa sobre empleabilidad de la mujer, los y las participantes debatieron extensamente acerca de los pasos de selección no sexista de personal, llegando a la conclusión de que la idoneidad de una persona para un puesto de trabajo debe estar relacionada con su carácter y la adecuación de su perfil al mismo, independientemente de si es hombre o mujer.
Coincidían que para eliminar cualquier atisbo de desigualdad por razón de género en el terreno laboral, es necesario comenzar por una educación igualitaria, o coeducación, en los ámbitos familiar, social y educativo.
No obstante, consideraban que la realidad era muy distinta y desoladora: la elección de la profesión y las diferencias entre sectores todavía permanecen sesgadas por estereotipos de género: así, en las profesiones de ciencias y trabajo físico predominan los hombres, mientras que las relacionadas a las letras y cuidados se encuentran claramente feminizadas; siendo ellas principalmente las que pertenecen a sectores laborales peor remunerados. A esta brecha salarial, se le suma el llamado “techo de cristal”, o limitación velada que dificulta y/o impide el ascenso laboral de las mujeres a puestos más altos en el organigrama de la empresa.
Los y las jóvenes atribuyeron parte de la culpa de esta situación a una organización social patriarcal, así como a políticas ineficaces, véase por ejemplo el desequilibrio entre los permisos de maternidad y paternidad, que no ayudan a la corresponsabilidad familiar.
En relación al tema de la conciliación laboral, familiar y personal, las personas que participaron estaban de acuerdo en que no se puede hablar de conciliación laboral, familiar o personal si no existe primero un reparto equitativo de tareas entre hombres y mujeres. Así, sería más correcto referirse a un concepto de corresponsabilidad – asunción equitativa por parte de hombres y mujeres de las responsabilidades, derechos, deberes y oportunidades asociados al ámbito de lo doméstico, la familia y los cuidados – para que tanto él como ella tengan las mismas oportunidades de elección, sin descuidar la importancia del tiempo libre.
Señalaron que, en este sentido, se entrevé un rayo de esperanza en la aparición de las nuevas masculinidades – un movimiento incipiente de hombres que abogan por la igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida y promueven la crítica a la masculinidad hegemónica -.
No obstante, los y las jóvenes hicieron hincapié en la necesidad, por un lado, de una mayor tarea de concienciación a fin de que los hombres participen en los procesos familiares en la misma medida que las mujeres (por ejemplo, en los cursos de preparación al parto y las escuelas de padres y madres) y por otro, de sensibilización social y política, para que también las leyes sean más equitativas (hicieron referencia de nuevo a las diferencias entre los permisos de maternidad y paternidad). Por último, hablaron sobre el carácter imprescindible de una educación emocional igualitaria, que permite a los niños y niñas asumir desde la infancia los mismos roles sin sesgo de género.